25 de marzo de 2021: 129 años del aniversario de su muerte.

Walter Whitman nació en un pueblo del estado de Long Island, Estados Unidos, el 31 de mayo de 1819. Fue el segundo de nueve hijos de un matrimonio cuáquero. A los cuatro años, la familia se mudó a Brooklyn, perseguidos por dificultades económicas tras haber perdido la tierra de sus ancestros. Hizo sus estudios elementales en una escuela pública y a los doce años consiguió un empleo en una imprenta.

Durante largos años trabajó en diversos oficios, siendo tipógrafo, editor, periodista, distribuidor y maestro de escuela en Nueva York, Brooklyn y Hempstead. Tenía 21 años cuando, siendo maestro en una escuela neoyorkina, un pastor presbiteriano lo acusó de cometer sodomía con alguno de sus estudiantes. Siguió luego trabajando durante cortos períodos en distintos periódicos hasta que en 1846 fue designado editor del Brooklyn Daily Eagle, Fue cesado de ese empleo por apoyar con sus artículos la causa antiesclavista. Ya había publicado desde hacía tiempo cuando decidió convertirse en poeta. En 1850 comenzó a reunir los poemas que se convertirían en la primera versión de Hojas de hierba, publicada en 1855, que continuaría revisando y agregando nuevos poemas hasta su muerte.

Digresión 1:

Hojas de hierba, su obra más importante, fue reuniendo, a golpe de reimpresiones, la totalidad de su obra poética. La primera edición, en 1855, tenía apenas una veintena de poemas, y un detalle: no llevaba el nombre del autor en la portada, pero sí constaba en el interior una fotografía que mostraba a un barbudo joven de treinta años, con el cuello de la camisa abierto, posando orgullosamente como un hombre común. Recién lo terminaría en 1892, pocos meses antes de su muerte, tras nueve ediciones y sumando un total de 389 poemas. La última edición bilingüe inglés-castellano, a cargo de Eduardo Moga, fue publicada por Galaxia Gutenberg, Barcelona 1982.

Whitman pagó la edición de 795 ejemplares de Hojas de hierba de su bolsillo. El libro tuvo muy buena crítica, y fue importante el apoyo que recibió de parte del poeta Ralph Waldo Emerson, quien le escribió una carta de cinco elogiosas páginas. Pero también se alzaron voces de reprobación a los “ofensivos temas sexuales” que aparecían en el poemario. La siguiente edición del libro, aparecida en 1856, tenía veinte poemas adicionales y se agotó rápidamente.

Desde el comienzo de la Guerra de Secesión en 1861, Whitman brinda su apoyo a la causa de la Unión. Vivió la tragedia en carne propia cuando creyó erróneamente que su hermano George había sido muerto, y cuando trabajó como enfermero voluntario en un hospital militar. Publicó en un periódico neoyorkino una serie titulada El gran ejército de la enfermedad, y años después siguió recordando los horrores de la guerra en un libro de 1875 titulado Memorias de la guerra. El año 1864 fue muy difícil para Walt: aunque supo que su hermano George no había muerto en acción, sí estaba prisionero de los confederados; otro de sus hermanos murió de tuberculosis provocada por el alcoholismo, y tuvo que internar a otro hermano en un hospital psiquiátrico.

Digresión 2:

Abrumado por el asesinato del presidente Abraham Lincoln en 1865, Whitman escribió el poema ¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! (Walt Whitman, Hojas de hierba, Visor Libros, Madrid 2008, p. 719), un poema sobre el liderazgo, la superación personal y la alegría de vivir. El poema se popularizó mucho cuando se lo utilizó en la película de 1989 dirigida por Peter Weir.

Whitman sufrió un accidente cerebrovascular en 1873, cuando tenía 54 años. Aunque tuvo que cuidarse mucho durante un largo tiempo, pudo seguir trabajando y publicó varias versiones de Hojas de hierba en ese período, además de cuentos y artículos sobre temas diversos. A fines de 1891 preparó una nueva edición del poemario, que presintió sería su última edición. Escribió: «Hojas de hierba al fin completo, luego de treinta y tres años de mutilaciones, en todos los tiempos y humores de mi vida, en clima pobre y completo, en todas partes de la tierra, en paz y en guerra, joven y anciano”. También se hizo construir un mausoleo en forma de casa en el cementerio de Camden, Nueva Jersey, donde se había mudado para pasar los últimos años de su vida. Murió el 16 de marzo de 1892, como consecuencia de graves problemas pulmonares.

Digresión 3:

Aunque a Whitman se lo conoce por su poesía, también incursionó en la novela. En 1852 publicó por entregas y en forma anónima la Vida y aventuras de Jack Engle, un texto casi autobiográfico aunque presentaba como personaje central a un huérfano maltratado por la vida y por la gente, un personaje plenamente dickensiano trasladado a Nueva York. Los textos fueron recuperados y editados como libro recién en 2017. También ese año se descubrió y se publicó un texto insólito titulado Guía para la salud y el entrenamiento masculinos, publicado bajo la autoría de un tal Mose Velsor (Velsor era el apellido de soltera de su madre). Se trata de un irónico manual para aprender, entre otras cosas, a cuidar la barba, elegir zapatos cómodos y otros consejos útiles.

Muchas veces se ha dicho que Whitman inventó el verso libre. No es cierto. Pero seguramente el verso libre le dio la herramienta que necesitaba para expresar su poderosa primera persona narrativa. En el prefacio a la edición de 1855 escribió: “La prueba de un poeta es que su país lo absorba sentimentalmente de la misma forma que él absorbió a su país” (trad. de RN, Whitman, Poetry and Prose, The Library of America, NY 1982, p. 26). Su poesía resumía al país, no a sus héroes sino a su gente. Fue la poesía del optimismo, que emergía inflamada para defender la libertad, el respeto y el amor por los semejantes. Fue llamado el primer poeta de la democracia estadounidense porque su voz era la voz de los labradores, de los obreros, de los marineros, de los jóvenes y de las mujeres. Su poesía no reconocía límites:

“¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo.
(Yo soy inmenso, contengo multitudes).
Hojas de hierba,” Visor Libros, Madrid, p. 237.

Digresión 4:

Un dato curioso: la Primera República española de 1873 tuvo una vida muy corta, apenas 326 días. Whitman, sin embargo, un poeta muy conocido por entonces en Estados Unidos pero poco en España, escribió “España 1873-74”. La instauración de la República mostraba “el rostro inmortal de la Libertad”, que asomaba entre “los vestigios feudales y los hacinados esqueletos de reyes, /los viejos escombros europeos y las mascaradas hechas polvo,/ las catedrales en ruinas, los palacios destruidos y las tumbas de sacerdotes”. Como dije, poco duró la alegría de la república recobrada. Un golpe militar repondría en 1894 la dinastía borbónica que poco después, en 1898, tuvo que entregar sus colonias de Cuba y Puerto Rico, la isla de Guam y las Filipinas, a los Estados Unidos, después de una guerra de poco más de 100 días.

Su poesía fue leída por millones. Y también influyó a muchos poetas de generaciones posteriores. Entre ellos, a Jorge Luis Borges, que le dedicó un poema, titulado Camden 1882, por el lugar y el año de la muerte de Whitman, y también tradujo el Canto a mí mismo.

Camden (1882)

El olor del café y los periódicos.
El domingo y su tedio. La mañana
Y la entrevista esa vana
Publicación de versos alegóricos.
De un colega feliz. El hombre viejo
Está postrado y blanco en su decente
Habitación de pobre. Ociosamente
Mira su cara en el cansado espejo.
Piensa, ya sin asombro, que esa cara
Es él. La distraída mano toca
La turbia barba y la saqueada boca.
No está lejos el fin. Su voz declara:
Casi no soy, pero mis versos ritman
La vida y su esplendor. Yo fui Walt Whitman.

Del libro El otro, el mismo, 1964, en Obras Completas T2 p. 291

Digresión final:

A la manera de despedida de Walt Whitman:

“Apenas podrás saber quién soy o qué quiero decir.
No obstante, seré tu buena salud.
Y purificaré y vigorizaré tu sangre.
No te desalientes si no me encontraras.
Si me perdieras en un lugar, búscame en otro.
En algún lugar te espero”

Canto de mí mismo, Visor Libros, Madrid 2008, p. 237 y 239.

WALT WHITMAN
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