9 de septiembre de 2020: 112 aniversario de su nacimiento.

El inolvidable escritor argentino Ricardo Piglia cuenta que uno de los primeros libros que leyó y que lo marcaron para el resto de su vida fue El oficio de vivir, el diario de Cesare Pavese: “Eran años feroces, como siempre son cuando uno quiere escribir y es muy joven. Mi padre me llevó a una feria de libros usados, compró uno, me lo dio. Leí: “Nunca más deberás tomar en serio las cosas que no dependen sólo de ti. Como el amor, la amistad y la gloria”. Leí: “Haber escrito algo que te deja como un fusil disparado, aún sacudido y humeante, vaciado por entero de ti”. Era el diario de Cesare Pavese y, después de leerlo, nada fue igual. No porque el libro haya solucionado algo —era el libro de un suicida— sino porque me hizo entender cosas —de mí, de la escritura: de los peligros que anidaban— que yo, que vivía incautamente entregada a las mandíbulas de ese animal salvaje que éramos la vocación y yo, no había entendido”.

Cesare Pavese nació en Santo Stefano Belbo, una localidad cercana a Turín, Italia, el 9 de septiembre de 1908. Nacido en una familia de clase media educada, Cesare cursó estudios de filología inglesa en la Universidad de Turín, donde se graduó en 1930. Durante esos estudios, se interesó en la literatura norteamericana, y se convirtió luego en un excelente traductor de Walt Whitman, Herman Melville, William Faulkner, James Joyce y Charles Dickens, entre otros.

De la mano de sus amigos Leone Guinzburg y Norberto Bobbio se involucró en actividades antifascistas, lo que lo llevó a ser investigado y encarcelado por la policía de Mussolini. Allanaron su casa y encontraron cartas que guardaba en su domicilio para resguardar la casa de su novia, la militante comunista Tina Pizzardo. Confinado en 1935 en la cárcel de Brancaleone, en Calabria, nunca delató a su amante durante los tres años que pasó en prisión. Y durante ese tiempo, nunca se comunicó con ella para no comprometerla. Cuando conmutaron su pena buscó a Tina, pero se enteró que se había casado con otro hombre.

Digresión:

Al salir de la cárcel, escribió:

¿Vergüenza de qué? Cuando uno ha cumplido condena,
si lo dejan salir, es porque es como todos
y en las calles hay gente que estuvo en presidio.
De la mañana a la noche callejeamos por las avenidas
y nos da lo mismo que llueva o luzca el sol.
Es un placer encontrar a la gente que habla en las avenidas
y hablar solos, abordando muchachas a achuchones.
Es un placer silbar en los portales esperando muchachas
y abrazarlas por la calle y llevarlas al cine
y fumar a escondidas, recostados en rodillas hermosas.
Es un placer hablar con ellas, palpando y riendo,
y de noche en la cama, sintiendo lanzarse al cuello
dos brazos que quieren tendernos, pensar en la mañana
en que dejaremos de nuevo la cárcel al frescor del sol.
Callejear borrachos de la mañana a la noche
y mirar, riendo, transeúntes que pasan
y que disfrutan todos -incluso los feos- al sentirse en la calle.
Cantar borrachos de la mañana a la noche
y encontrar borrachos y trabar conversación
que dure largo tiempo y nos provoque sed.
A estos individuos que van hablando para sus adentros
por la noche los queremos con nosotros, encerrados
en lo más recóndito de la tasca,
y acompañarles con nuestra guitarra
que brinca borracha y no está ya encerrada,
pues abre de par en par las puertas, resonando en el aire
ya lluevan fuera estrellas o agua. No importa si a esa hora
ya no tienen las avenidas hermosas muchachas paseando:
encontraremos al borracho que ríe solo
porque también esta noche salió él de la cárcel
y con él, alborotando y cantando, veremos amanecer.

(Canción Callejera, en Poesías completas, Visor Poesía, Madrid 1995, p. 41.

Desde ese 1938 comenzó a trabajar en la Editorial Einaudi, ligada al Partido Comunista italiano, donde también trabajaban Leone Guinzburg (asesinado en la tortura nazi en 1944) y su esposa Natalia, Elio Vittorini e Italo Calvino. Durante la guerra, a diferencia de muchos de sus amigos que murieron en la resistencia, se refugió en su escritura. Escribió novelas y poesía, siempre viviendo con la angustiosa sensación de fracaso que lo acompañará toda su vida.

En 1940 terminó la novela El bello verano, que recién se publicó en 1949 y que ganó al año siguiente el Premio Strega, el más importante galardón literario de Italia. Al finalizar la guerra, en 1945, Pavese se afilió al Partido Comunista.

En 1951 conoció a una actriz secundaria estadounidense, Constance Dowling, de la que se enamoró profundamente. Después de poco tiempo, ella decidió irse a su país para casarse con un compatriota (“Oh, tú, ten piedad. ¿Y luego? Basta un poco de coraje”, escribió Pavese en su diario). En medio de su desesperación, Pavese compuso el más hermoso de sus poemas, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. El 18 de agosto de 1950 se alojó en el hotel Roma de Turín, cerca de la estación de trenes, donde pasó sus últimos días. Se suicidó el 27 de ese mes, ingiriendo unos somníferos. Tenía 42 años.

Durante 25 años escribió su diario, que luego se publicó bajo el título El oficio de vivir, publicado póstumamente en 1952.

Digresión:

Pavese concluyó su diario el 18 de agosto, una semana antes de suicidarse. Cerró el diario y terminó su vida, primero con su vida como escritor y después como persona. Es que la idea del suicidio fue algo permanente durante su vida adulta. En ese diario fue anotando metódicamente su hundimiento en la melancolía, como si caminara de espaldas hacia un abismo. Es el relato de una vida llena de frustración erótica, y de impotencia. “No se mata uno por amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, revela nuestra desnudez, miseria, desprotección, nada”. En la última entrada de El oficio de vivir, anotó: “Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más”. Antes de tomarse los somníferos que le causarán la muerte, escribió también unas cartas de despedida. En la última, del 27 de agosto, dice: “Pido perdón a todos y a todos perdono. ¿Está bien? No chismorreen demasiado”.

Digresión:

La editorial de Giulio Einaudi, fundada en 1933, llegó a ser una de las empresas editoriales europeas de mayor prestigio intelectual. Lamentablemente, terminó en 1984 comprada por el grupo Mondadori, y luego pasó a ser parte del grupo Random House. Pero a Pavese le tocó trabajar en los mejores años, en los que la editorial consagraba autores como Carlo Levi, Italo Calvino, Pier Paolo Pasolini y Leonardo Sciascia entre los italianos, y hacía traducir a nada menos que a Thomas Mann, Claude Levi-Strauss y Jacques Lacan. Pavese se ocupó de una de las colecciones narrativas más importantes de Italia, además de las de religión y antropología. Serán justamente estos últimos, los que le hicieron descubrir las discusiones contemporáneas en torno del mito y del símbolo, temas centrales de su último libro de poemas, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, que ya mencionamos. Esos poemas son los que más claramente reflejan su desilusión amorosa y la inminencia de la muerte.

Digresión:

Pensando en la vida y la muerte de Pavese, no puedo dejar de evocar el poema de Borges El suicida (Obras Completas, t. III, p. 86, Ed. Emecé, Buenos Aires 1989)

No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

Para escuchar el poema “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” en castellano, ver: https://www.youtube.com/watch?v=rgJwQ6fkwi0

Para escucharlo en italiano, en la bellísima interpretación de Vittorio Gassman: http://sites.google.com/site/servandogotor/pintura/vendra-la-muerte-
La obra poética de Pavese fue publicada en castellano por Editorial Visor, Poesías completas, Madrid 1995, con el cuidado de la edición de Italo Calvino.

La edición en italiano Le poesie en su idioma original es de la editorial Einaudi, Torino 1998.

Como dato curioso, por lo menos para mí, cabe anotar que en 2004 se estrenó en el teatro Colón de Buenos Aires la Sinfonía Verrá la morte e avrá i tuoi occhi, para barítono y orquesta, sobre textos de Cesare Pavese, con música de Valdo Sciamarella.

El 1955 el director italiano Michelangelo Antonioni estrenó la película “Las amigas”, basada en la novela Entre mujeres solas de Pavese, protagonizada por Eleonora Rossi Drago.

CESARE PAVESE
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