19 de julio de 2021: 253 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Seguramente, algunos ya vieron la película que lleva como título el nombre de esta extraña mujer, que protagonizó Meryl Streep. Creo que si bien la película trata al personaje en forma algo grotesca, no deja de tener cierta ternura. Pero es que ella creía que cantaba bien, nunca dudó de su propio talento ni de sus inexistentes progresos. La fragilidad de su persona y su tendencia surrealista le ganaba sin embargo simpatías y apoyos. Trabajó arduamente e hizo lo que le gustaba hacer. Su círculo de amigos la alababan, por distintas razones. Hasta que llegó el día en que se enfrentó con la verdad.

Narcissa Florence Foster nació en la elegante localidad de Wilkes-Barret, Pennsilvania, Estados Unidos, el 19 de julio de 1868. Su padre fue un acaudalado banquero y abogado de Filadelfia, Charles D. Foster, y su madre una pintora mediocre. Desde pequeña tomó lecciones de piano, pero sus padres se negaron a pagarle lecciones de canto, porque vieron que no tenía ninguna capacidad especial para ello. Pero Florence era una joven empecinada, así que convenció a su novio, el médico Frank Thorton Jenkins, de que se fugaran a Filadelfia. Poco tiempo después, Florence (que tenía 16 años) y Frank se casaron, y ella empezó a dar clases de música en una escuela. Frank la contagió de sífilis, y tiempo después se divorciaron, en 1902. Con la muerte de su padre, Florence heredó una importante fortuna, lo que le permitió dedicarse a su afición por la música y el canto. Pero las lecciones revelaron claramente que ella carecía de entonación y no podía escalar hasta las notas más altas a las que llegaba una soprano. Tampoco tenía mucho sentido del ritmo. En 1908 conoció al actor inglés St. Clair Bayfield. Fue amor a primera vista, y los dos lograron lo que anhelaban: Bayfield, una vida sin apremios económicos y Florence, alguien a quien amar y que la amase y protegiese. Pronto, Bayfield se convirtió en su manager y compañero el resto de su vida. Con los recursos suficientes y su enorme confianza en sí misma, empezó a organizar un club que ofrecía almuerzos campestres y meriendas para un grupo selecto de amigos, ante los que solía ofrecer sus recitales de bel canto. Tal vez por compasión o por ganarse la amistad de esa generosa y acaudalada señora, sus amigos alentaban su pasión musical y alababan sus inexistentes cualidades. Seguramente, su generosidad en el mecenazgo y su posición social hicieron que nadie la sacara de su error. Pero además Florence no quería forjar una carrera propia, sino que lo que le deleitaba era entretener a sus amigos, y más que por sus habilidades musicales se deleitaba por las producciones que emprendía con gran entusiasmo. Además, otro rasgo que alababan de Florence fue su apoyo a jóvenes que iniciaban sus carreras musicales, y a otros que se acercaban a ella. Para eso, en 1917 fundó el Club Verdi, una asociación de damas ricas amantes de la ópera.

Digresión

Solía presentarse ante su público amigo una vez al año en el Ritz Carlton con lujosos vestidos diseñados por ella misma, bastante extravagantes, llenos de plumas y tules. Acostumbraba a acompañarla en el piano Cosmé McMoon un personaje despreciable que solía hacer gestos de repugnancia dirigidas al público cuando Florence cantaba dándole la espalda. A la muerte de Florence, intentó hacerse con parte de su herencia, declarando que había sido su amante, aunque su homosexualidad era evidente para todos los que lo conocían. Con cierta perspicacia, ella se negaba a dar recitales ante un público abierto, y restringía sus actuaciones al concierto anual en los salones del lujoso hotel Ritz-Carlton, al que invitaba a sus amigos, corriendo con todos los gastos. Según algunos médicos, es posible que la sífilis que le contagió su primer esposo haya tenido que ver con su comportamiento algo inusual. Y es posible que sin la fortuna que poseía no hubiera persistido en su carrera de cantante, y no hubiera tenido la oportunidad de lanzarse a una carrera musical. Pero lo cierto es que tenía amplios conocimientos musicales y que su amor por la música le producía una profunda satisfacción. A veces parecía darse cuenta de sus carencias musicales, y por eso decía: «la gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté».

En 1930 murió su madre, cuya fortuna pasó también a manos de Florence, lo que le permitió ampliar sus actividades filantrópicas, apoyando a otras organizaciones musicales de la ciudad de New York. En 1940, teniendo ella 72 años de edad, financió la grabación de cinco discos, el primero con arias en las que interpretaba a La reina de la noche, la soprano de La flauta Mágica de Mozart. Los discos, curiosamente, tuvieron una buena venta. Al conocer y escuchar sus grabaciones, la escritora Rosa Montero escribió en un tierno artículo publicado en el diario El País «se diría que se trata de una actriz cómica masacrando la música con exagerado fingimiento. Fascina de puro horrenda. No puedes dejar de escuchar una canción tras otra» (8/7/2016). Un público curioso y fascinado con su carisma la convirtió en un éxito. Finalmente, decidió presentarse ante el público, para lo cual organizó un concierto en el prestigioso teatro neoyorkino Carnegie Hall. Para ella, era la culminación de su carrera.

Digresión

En la noche del 25 de octubre de 1944 la sala del Carnegie estaba abarrotada. Los críticos musicales de los principales medios de comunicación estaban intrigados por lo que podrían encontrar, después de la intensa publicidad que había financiado Bayfield. Además, habían acudido todos sus fieles amigos. Pero también estuvieron los interesados en ser testigos presenciales del espectáculo en que Florence se había convertido. Apenas había interpretado las primeras arias acompañada por el piano de McMoon, el público estalló en burlas y risas.

Las reseñas de los críticos en los periódicos del día siguiente embistieron con furia, burlándose de la interpretación. La conocida revista Newsweek dijo que «aullidos de risas ahogaron los esfuerzos celestiales de madame Jenkins. Lo que alguna vez fueron sonrisas reprimidas en el Ritz, se transformaron en rugidos descarados en el Carnegie».

Florence Foster Jenkins sufrió un ataque al corazón pocos días después, y murió de otro infarto el 26 de noviembre de 1944, apenas un mes después del concierto en el Carnegie Hall.

Digresión

Ciudadano Kane, la inolvidable película de Orson Welles de 1941 que cambió la estética del cine, es la indisimulada historia del magnate periodístico Wlliam Randolph Hearst. El guión de la película, obra de Hernan Mankiewickz (aunque Welles mentía que era obra suya), incluía un segundo matrimonio del personaje Charles Foster Kane con una mediocre actriz del cine mudo y cantante sin atributos, a la que después obligó a cantar ópera tratando de promocionarla con el apoyo de sus periódicos. O tal vez la historia tuviera que ver con la de Samuel Insull, que era un financiero asociado con Thomas Alva Edison. Insull se había casado con una ingenua actriz de Broadway llamada Gladys, casi veinte años más joven que él, y para la que construyó la Civic Opera House de Chicago. Gladys fue un fracaso estrepitoso, e Insull perdió al poco tiempo el imperio financiero de tres mil millones de dólares, que se derrumbó en la gran depresión del ‘30. En la película de Welles, su segunda mujer también es una actriz fracasada y, como Gladys, es obligada a convertirse en cantante de ópera, con el consiguiente fracaso estrepitoso.

Madame Marguerite es una película francesa de 2015 dirigida por Xavier Giannoli. Está basada en la vida de Florence, aunque trasladaron la historia a la década de 1920 en Francia. La protagonista es la magnífica actriz Catherine Frot, que interpreta a la aristócrata y aspirante a cantante de ópera que está convencida de tener una gran voz, a pesar de no ser cierto. La película recibió un total de once nominaciones en la 41ª edición de los Premios César, ganando en las categorías de Mejor Actriz, Mejor Vestuario, Mejor Sonido y Mejor Diseño de Producción. En 2016 se estrenó la coproducción francoestadounidense Florence Foster Jenkins dirigida por Stephen Frears y protagonizada por Meryl Streep y Hugh Grant. La película obtuvo el Oscar a la mejor actriz y varios Globos de Oro.

Dos obras de teatro basadas en la vida de Florence se estrenaron en Londres. La primera, en 2001, fue escrita por Chris Ballance. En 2005 fue estrenada Glorious, escrita por Peter Quilter. Y también en 2005 se presentó en Broadway la obra Souvenir. Todas trataron con cariño y respeto la figura de Florence, y fueron grandes éxitos de público y crítica.

FLORENCE FOSTER JENKINS
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