7 de julio de 2020: 90 aniversario del fallecimiento de su autor, Arthur Conan Doyle.

Si alguien se pregunta porque el actor principal de este texto es el personaje literario creado por Arthur Conan Doyle la respuesta es que la vida de Sir Arthur no fue tan interesante como sí lo son las aventuras de su famoso detective. Y su método de investigación, basado en el apotegma de que “cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que sea, debe ser la verdad”.

Arthur Ignatius Conan Doyle nació en Edimburgo, Escocia, el 22 de noviembre de 1859, y murió a los 71 años en Crowborough, Inglaterra, el 7 de julio de 1930, de un ataque al corazón. Estudió y se doctoró en medicina, aunque su experiencia como médico se limitó a algunos viajes como médico en un ballenero. Instaló su consultorio en 1882, pero como los pacientes no llegaban, empezó a escribir sus primeros relatos. Fue el prolífico escritor de novelas policiales, además de una extensa obra que incluye relatos de ciencia ficción, novela histórica, teatro y poesía. En 1887 dio forma a su principal personaje, Sherlock Holmes, inspirado en dos personas conocidas en su juventud. Cuando estudiaba en la universidad de Edimburgo, conoció al profesor y forense Joseph Bell (1837-1911), de quien aprendió a diagnosticar observando a los pacientes minuciosamente. Como dijo Sherlock: “yo no conjeturo, deduzco”. Y el otro personaje que admiró fue a Oliver Wendell Holmes (1809-1894), médico y escritor estadounidense, filósofo pragmático, de quien Doyle tomó su apellido como homenaje a su literatura. Y al que no hay que confundir con su hijo, homónimo, reconocido jurista del Tribunal Supremo de los EEUU.

Digresión:

La vida de Doyle no es demasiado interesante. Sin duda, el personaje literario vivó más intensamente que su autor. Los relatos sobre las aventuras de su detective trajeron fama y fortuna a Arthur Conan Doyle. Sherlock era un personaje popular, al que centenares de miles de lectores seguían a través de la publicación de sus peripecias publicadas en la revista Strand.

Doyle, en cambio, resalta en su autobiografía un episodio que para él fue trascendente. En 1884, el entonces más famoso escritor inglés, Rudyard Kipling, le ofreció una cena en su casa, que Doyle retribuyó dándole unas clases de golf durante su visita.

En 1900 escribió su libro más largo, La guerra de los Bóers, un episodio de la trágica experiencia colonial inglesa. Ese mismo año se presentó como candidato a diputado por la Unión Liberal, pero a pesar de que era un candidato muy reconocido, no fue elegido. Más tarde volvió sobre el tema de la guerra de los Bóers, escribió un artículo titulado La guerra en el sur de África: causas y desarrollo, justificando la participación inglesa en ese episodio. En su Autobiografía, fue esto lo que provocó que le nombraran caballero de la Orden del Imperio Británico en 1902, otorgándole el tratamiento de sir.
Después de un intento fallido para alistarse en el ejército inglés al iniciarse la Primera Guerra Mundial a los 55 años, dedicó mucho tiempo y esfuerzos a ampliar su vínculo con los círculos del espiritismo, una teoría que cree en la existencia de una región espiritual habitada por almas inmortales con las que era posible comunicarse, fundada por Allan Kardec, publicando además en 1926 una insólita History of spiritualism y defendiéndolo en sus numerosas polémicas, por ejemplo, contra su propio amigo el ilusionista Harry Houdini. Su necesidad de esta cura espiritual se debió, tal vez, a la muerte de su primogénito en la guerra.
No creo que se puedan señalar muchos más aspectos interesantes en su vida.

La carrera literaria de Sherlock Holmes, en cambio, consta de 56 relatos y cuatro novelas, que opacaron el resto de la numerosa obra escrita de Doyles.
Harto de su personaje, y seguramente celoso de su fama, en 1891 Doyle decidió eliminarlo para poder dedicarse a problemas “más importantes”. En el cuento El problema final, Holmes y su mortal enemigo el profesor Moriarty lucharon cuerpo a cuerpo hasta que se precipitaron por las cataratas de Reichenbach, en Suiza. Pero el resultado de este homicidio fue muy desfavorable para la intención de Doyle. Su madre dejó de hablarle, miles de cartas de lectores enojados le llegaban a su casa dedicándole ruegos o amenazas y manifestaciones de indignados admiradores se agolpaban semanalmente frente a las instalaciones de la revista que publicaba los cuentos. Un poco asustado, Doyle escribió entre 1901 y 1902 la excelente novela El sabueso de los Baskerville, que agotó varias ediciones en un día y se vendió por millares. Prudentemente, el texto apareció con fecha anterior al homicidio literario. Por alguna razón, y por 100 libras esterlinas por cuento y 5.000 dólares como anticipo por libro en Estados Unidos, Holmes resucitó y sobrevivió hasta 1927 Y nunca más intentó matarlo. Los relatos finales que Doyle escribió con su personaje, La aventura de la melena del león, de 1909 y El archivo de Sherlock Holmes, de 1914, fueron los prólogos a la despedida del personaje, cuando Doyle compuso una historia en la que, tras una carrera de veintitrés años, de los que Watson compartió diecisiete con él, Holmes se retiró a Sussex, donde se dedicó a estudiar filosofía y a la cría de abejas, y hasta llegó a escribir un libro titulado Manual de apicultura, con algunas observaciones sobre la separación de la reina. Posteriormente a su jubilación como detective se dedicó dos años a preparar concienzudamente una importante acción de contraespionaje poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Y no hay registro de actividades posteriores a 1914.

Las obras de Doyle sirvieron como base para la realización de muchas obras teatrales y para más de 200 películas y series de TV. Desde las icónicas inglesas protagonizadas por Basil Rathborne, catorce películas rodadas entre 1939 y 1946 junto con un simpático Nigel Bruce en el papel del Dr. Watson, hasta las más recientes con Robert Downey (jr) de 2009. Incluyendo algunas que solamente toman a Sherlock como personaje pero sin basarse en los relatos de Doyle, como la película “Elemental, Dr. Freud”. En 2015 se estrenó Mr. Holmes donde se presenta la vida de un avejentado Sherlock en 1947, con 93 años de edad, disfrutando su retiro criando abejas e intentando resolver el enigma del caso que le hizo abandonar su profesión 35 años atrás. Sherlock está interpretado por Ian McKellen.

En el 2010 , la BBC de Londres produjo una magnífica miniserie de doce episodios sobre Sherlock Holmes, tres por temporada, titulada Sherlock ambientada en la actualidad londindense. Benedict Cumberbach representaba el papel de Sherlock Holmes y Martin Freeman el de Watson. En 2012, la cadena CBS inició una nueva serie, Elementary, donde Sherlock en el presente se mudó a Nueva York después de estar en rehabilitación por un problema con drogas y se asocia para combatir el crimen con una mujer, la excirujana Joan Watson .

Digresión:

Una de las frases popularmente más conocidas de Sherlock Holmes es “Elemental, mi querido Watson” frase que, según un estudio, no se encuentra en ninguno de los textos del personaje.
Obviamente, existen múltiples ediciones en muchos idiomas de las aventuras de Sherlock. La edición de la que tomé algunos datos sobre el tema es Todo Sherlock Holmes, Ediciones Cátedra, Madrid, 2003

SHERLOCK HOLMES
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