27 de diciembre de 2020: 82 aniversario de su asesinato
Ninguno de los tres mayores poetas rusos del siglo XX tuvo una vida feliz ni una muerte tranquila. Los tres fueron perseguidos por el régimen soviético, sufrieron cárcel, sus familiares fueron asesinados o exiliados, y sus libros fueron prohibidos durante largos años. Marina Tsvietáieva (1892-1941) se suicidó en el gulag, Anna Ajmátova (1889-1966) no podía publicar sus poemas, pero sus amigos los aprendían de memoria para transmitirlos a editores del extranjero, y el más importante de ellos, Osip Mandelshtam, vivió años en prisión y desapareció sin dejar rastros en 1938.
Osip Mandelshtam nació el 14 de enero de 1891 en Varsovia, cuando esta ciudad formaba parte del Imperio Ruso, por lo que se lo considera un poeta ruso de origen judío-polaco. Aunque fue un poeta poco publicado durante su corta vida de 47 años, después de su muerte y más aún cuando fuera rehabilitado a título póstumo en 1987, logró su reconocimiento como el mayor poeta ruso del siglo XX. Se crió en una familia relativamente próspera, con un padre comerciante de cueros y una madre cultivada, parte de la intelectualidad rusa de la época. Después de graduarse en una escuela secundaria de elite de San Petersburgo en 1907, Osip viajó a Francia para ingresar en la Sorbona y luego en Heidelberg para continuar sus estudios universitarios. Regresó a Rusia en 1911. Tuvo que convertirse al cristianismo para poder ingresar en la universidad de San Petersburgo, donde obtuvo su grado en 1915.
Sus primeros poemas publicados datan de 1910, y con ellos se apartaba de los manifiestos futuristas en boga, fundando con Anna Ajmatova y otros jóvenes poetas con inclinaciones revolucionarias el grupo que llamaron acmeísta. Claramente rechazaban el misticismo ruso de la poesía de la generación anterior, reclamando claridad y concreción tanto en la forma como en el contenido de sus obras. La proclama poética de Mandelshtam, titulada “El amanecer del acmeísmo”, fue escrita en 1913 pero recién publicada en 1919. Su padre financió la publicación del primer libro, titulado Piedra (o Roca), que tuvo una buena acogida por parte de los jóvenes poetas de la generación. Los siguientes títulos que publicó, Tristia (1922) y Poemas (1928) lo confirmaron en el liderazgo poético de entonces. A diferencia de Vladimir Maiakovski, no quiso ser solamente el portavoz de la propaganda política de la Revolución rusa, sino un poeta que buscaba un diálogo con su tiempo. Sin embargo, como adherente al partido Socialista Revolucionario, apoyó la Revolución de 1917 y el derrocamiento del zarismo, aunque desconfió de la envergadura del poder soviético. Durante la guerra civil de 1918-20 se colocó firmemente contra la facción blanca, contrarrevolucionaria, y en ningún momento pensó en emigrar. Se mantuvo junto a los bolcheviques, pero sin identificarse con sus métodos y objetivos.
No solamente destacó con su poesía. Sus incursiones en la prosa se consideran de lo más importante producido en el siglo XX. Desde El rumor del tiempo (1923) hasta la novela corta El sello egipcio (1928) o sus ensayos críticos sobre la novela y la poesía o sus Conversaciones con Dante (1932) fueron sumamente influyentes entre los intelectuales y escritores (en particular en el lingüista y crítico literario Mijhail Bajtin (1895-1975) y los formalistas rusos). Este texto sobre Dante fue el último libro publicado en la Unión Soviética por Mandelshtam antes de ser encarcelado, exiliado y asesinado.
Mandelshtam fue marginado por sus recelos frente a las estructuras del poder soviético y sobrevivía gracias a las traducciones que le encargaban. En 1929 se vio envuelto en un escándalo de derechos de autor que lo alejó de los círculos literarios del régimen. En su defensa, publicó un texto llamado Cuarta Prosa en el que se burlaba del servilismo de los escritores soviéticos y de la brutalidad de la burocracia cultural. Este escrito fue prohibido, y solamente pudo publicarse en Rusia en 1989.
Digresión 1:
Mijaíl Bujarin fue un revolucionario destacado del partido Bolchevique, y participante activo de la Revolución rusa. Brillante economista, filósofo y teórico marxista, fue uno de los principales dirigentes a cargo de la llamada Nueva Política Económica, que trató de recomponer la economía del país después de los fracasos de la primera etapa soviética. Para 1930 había sido degradado de muchas de sus posiciones dirigentes debido a su oposición al stalinismo, lo que desembocó más tarde, en 1938, en su fusilamiento. Bujarin siempre había tenido un gran respeto y admiración por Mandelshtam, y lo protegió cuanto pudo cuando la burocracia cultural lo marginó. Para ayudarlo a salir del peligroso lugar en el que se encontraba, lo comisionó para hacer un viaje de inspección a Armenia para informar sobre los avances del Plan Quinquenal que se estaba ejecutando allí. Aprovechando la distensión, Mandelshtam volvió a la poesía que luego difundió entre sus amigos al regresar a Moscú.
En noviembre de 1933, Mandelshtam escribió un corto poema, Epigrama contra Stalin, que leyó en una reunión de desprevenidos y horrorizados poetas. Inmediatamente denunciado, Osip fue arrestado. Se lo acusaba de haber escrito ese poema, pero como los policías no lograron obtener ninguna copia del poema, obligaron a Mandelshtam bajo torturas a escribirlo. Seguramente, la idea de Stalin y su círculo íntimo sería la de liquidarlo pero se cuenta que llamó por teléfono al poeta Boris Pasternak, uno de los pocos al que Stalin respetaba, y le preguntó su opinión sobre la poesía de Mandelshtam. Se cuenta que, temblando de miedo y entre balbuceos, Pasternak pudo decirle que era uno de los más valiosos poetas rusos actuales y que solamente le aconsejaba que no se permitiera la difusión del poema y que se aislara a Mandelshtam. Stalin se dio el lujo de reprocharle sus palabras: “si yo fuera su amigo, lo hubiera defendido con más entusiasmo”. La sentencia de Stalin cambió entonces: aislamiento protegido. Es decir, gulag pero sin muerte. Pasternak tuvo mejor suerte: aunque fue criticado por el régimen, pudo eludir el gulag y siguió publicando. Su novela Doctor Zhivago, prohibida en la URSS, fue conocida en occidente gracias a una copia contrabandeada por el editor italiano Giangiácomo Feltrinelli, contribuyendo así al Nobel obtenido por Pasternak en 1958. Murió de viejo y rico.
Digresión 2:
Epigrama contra Stalin
Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,
nuestras palabras no se escuchan a diez pasos.
La más breve de las pláticas
gravita, quejosa, al montañés del Kremlin.
Sus dedos gruesos como gusanos, grasientos,
y sus palabras como pesados martillos, certeras.
Sus bigotes de cucaracha parecen reír
y relumbran las cañas de sus botas.
Entre una chusma de caciques de cuello extrafino
él juega con los favores de estas cuasipersonas.
Uno silba, otro maúlla. Aquel gime, el otro llora;
sólo él campea tonante y los tutea.
Como herraduras forja un decreto tras otro:
a uno al bajo vientre, al otro en la frente, al tercero en la ceja, al cuarto en el ojo.
Toda ejecución es para él un festejo
que alegra su amplio pecho de oseta.
Traducción de José Manuel Pinto
Letras Libres, México, 31 de mayo de 2019.
Mandelshtam fue nuevamente detenido, interrogado y torturado para que revelara la identidad de los que participaron en la lectura de su poema. Internado en un hospital, trató de suicidarse saltando por una ventana. Pudieron salvarle la vida y lo recluyeron en el campo de Voronezh. Lo aislaron totalmente, aunque le permitieron que trabajara en sus poemas. La producción de este periodo se reunió muchos años después bajo el título de Cuadernos de Voronezh (que fue editado en España con ese título bajo el sello de Igitur, Tarragona, 1999). En esa compilación aparecen tres poemas sobre Stalin en los que Mandelshtam parece pedir por su libertad, marcando un rasgo del grado de la tragedia vivida por los intelectuales y poetas encerrados en el gulag, casi como una capitulación frente a la violencia del régimen. “Y en la tierra, que huye de la putrefacción,/Stalin despertará la razón y la vida”.
En mayo de 1937, cumplidos los cinco años de destierro a los que había sido condenado, Mandelshtam trató de regresar a Moscú, pero no se lo permitieron. Enfermo, sin trabajo y rechazado por sus colegas de la Unión de Escritores, vagaba recitando sus poemas de elogio a Stalin, pidiendo trabajo y el regreso a la vida normal. Quien era el secretario de la Unión de Escritores lo denunció en marzo de 1938 ante el jefe de la NKVD (la policía secreta de entonces) Nikolai Yezhov, acusándolo de conspiración. Mandelshtam fue nuevamente arrestado en mayo de 1938 y sentenciado a otros cinco años de trabajos forzados. Nada más se supo de él desde ese momento. Tenía 47 años.
Digresión 3:
Obviamente, la fecha de la muerte de Mandelshtam es incierta. Sin embargo, fue fijada por su esposa, Nadeznha, que contó en sus memorias que el 27 de diciembre de 1938 recibió del correo un paquete que ella había enviado a su marido al campo de concentración de Kolymá, cerca de Vladivostok, con algunas cosas que no eran consideradas peligrosas. El paquete fue devuelto a su domicilio, con un sello que decía que no había sido entregado porque el destinatario había fallecido.
Digresión 4:
Su esposa Nadezhna cuenta que Mandelshtam nunca perdió su sombrío sentido del humor judío. Muchas veces le decía que había que apoyar al régimen soviético porque es el único en el mundo que le da importancia a la poesía. Tanta importancia le da que mata a los poetas.