20 de mayo de 2020: 221 aniversario de su nacimiento.

Hijo de un campesino propietario que devino funcionario bonapartista (cuyo apellido original puede haber sido Balssa, pero que lo cambió para esquivar a acreedores y a la justicia, y que se divertía inventándose parentescos aristocráticos y cargos oficiales que eran puras fantasías), y de una madre que no lo quiso y que después del nacimiento lo entregó a una nodriza y más tarde lo internó en un colegio religioso, famoso por su sistema disciplinario riguroso. En una novela que escribió posteriormente, Louis Lambert, relató su vida infeliz y la tensa relación que tuvo con sus padres.

Honorato nació en Tours, departamento de Loire, Francia, el 20 de mayo de 1799. De su padre heredó el afán por mostrar un nacimiento noble. Y así como el padre fantaseaba con haber sido consejero del rey de Francia, Honoré se autoennobleció para la posteridad, agregándose esa partícula “de”, indicativa de un título nobiliario inexistente. Tenía 29 años cuando empezó a ser conocido por su tarea como periodista y por la publicación de algunos de sus trabajos literarios. Enviado por sus padres a París, trató de estudiar en la Sorbonne la carrera de derecho, pero pronto abandonó el intento. No destacaba por sus logros académicos, pero era un lector apasionado. Según dijo después, enfermó de “congestión intelectual”. Trabajó en una notaría, fue editor, impresor y propietario de una fundición tipográfica, pero todos estos negocios fracasaron, dejándole deudas que arrastró toda su vida.

Su profusa producción literaria lo forzaba a un esfuerzo de trabajo intenso, por lo que adoptó la forma de publicar novelas en folletín, o por entregas, y buscar temas de la vida cotidiana y de personajes reales. Ese realismo literario muy de moda en esos tiempos, significaba una ruptura ideológica y formal con el romanticismo de una época anterior. Otro naturalista o realista literario fue Stendhal, autor de Rojo y Negro y La Cartuja de Parma. Y Gustave Flaubert, autor de Madame Bovary. Más tarde, el naturalismo fue la expresión de Emile Zola, en Germinal, el inglés Charles Dickens (que también escribía en folletín) autor de David Cooperfield. En Rusia Lev Tolstoi, con Guerra y Paz y Fiodor Dostoievski, autor de Crimen y castigo. En España, fueron escritores naturalistas Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. También lo fue Henry Fielding, cuya novela Tom Jones, era una de las favoritas de Karl Marx. El naturalismo se apoyaba en una descripción detallada de la realidad, enfocándose en los problemas sociales de los desfavorecidos y en los gustos de la nueva burguesía dominante. Se reflejaba en el uso de un lenguaje coloquial, apoyándose en diálogos en los que se utilizaba el lenguaje cotidiano. El universo literario del naturalismo era el mundo de la burguesía y de la Revolución Industrial.

La obra de Balzac comenzó a publicarse como una unidad coherente en una obra monumental, que usó el título genérico de La comedia humana, un ciclo de varias decenas de novelas (¡¡85!!) cuyo objetivo era describir de modo casi exhaustivo la sociedad francesa de su tiempo para, según su famosa frase, hacerle «la competencia al registro civil». La comedia humana, sin duda, es el título de uno de los mayores proyectos narrativos de la historia de la literatura.

Hay una frase de Federico Engels sobre Balzac, que es muy interesante. Dice“yo aprendí más sobre lo que es la sociedad burguesa, el capitalismo, etc., leyendo las novelas de Balzac que con el conjunto de los historiadores, economistas e investigadores de estadísticas profesionales de su época”. Muchos estudiosos marxistas han citado un párrafo de una carta de Marx, que es muy semejante a la cita de Engels, cuando dice, refiriéndose a un grupo de escritores ingleses del siglo XIX, sus contemporáneos, Charles Dickens y dos mujeres: Charlotte Brontë y Mrs. Gaskell. Marx los definía como una «espléndida cofradía de escritores de ficción ingleses, cuyas páginas elocuentes y vivas trajeron al mundo más alegatos sociales y políticos que todos los políticos, publicistas y moralistas profesionales juntos».

Marx también se sabía de memoria a Dante, un pensador favorable al Papado. Y Engels prefería las novelas del reaccionario Balzac antes que los folletines obreristas de Suë o Lafarge. Como se ve, para los fundadores del socialismo las preferencias literarias y artísticas no tienen que ver necesariamente con la personalidad de los creadores. Balzac era católico, monárquico legitimista, y propietario, lo que no disminuye en nada la grandeza del Balzac artista. En sus Cartas desde la cárcel, (tomo 5 página 131 de la edición mexicana de Ediciones Era), Antonio Gramsci, el comunista italiano que murió en la cárcel mussoliniana, escribió que «el hombre es todo el conjunto de las condiciones sociales en que se ha desarrollado y vive es algo intuido claramente por Balzac, y aunque él sea un reaccionario resulta solo la parte extra-artística de sus escritos».
La Comedia es la cartografía de una época de Francia, y ocupó a Balzac el resto de su vida, y aunque en literatura los números no sean fiables, en el caso de Balzac los números son lo primero que impresiona: 85 novelas terminadas -de las 137 en que fijó el proyecto- más los cuentos, más los ensayos (incluidos en sus Estudios Analíticos), más de 3.000 personajes retratados con distinta intensidad. Casi dos décadas históricas desde la caía del Imperio napoleónico hasta la monarquía de julio (es decir de 1815 hasta 1830) que la Comedia fija fielmente y conforma el retrato más acabado de una época y de una sociedad.

En 1842, Balzac escribió “La novela debe tender al mundo mejor (…) pero la novela no sería nada si, dentro de esta augusta mentira, no fuese verdadera en los detalles”.
Apremiado económicamente, y con problemas de salud, se casó con una rica condesa rusa en 1850. Pero no pudo aprovechar ese bienestar, porque ese año murió en París, a los 51 años.

Para quien quiera conocer más sobre la vida de Balzac, puede leer la hermosa biografía que escribió en 1920 Stefan Zweig, otro prolífico escritor. La editorial Paidos de Bracelona volvió a publicarla en 2019.

HONORÉ DE BALZAC
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