20 de agosto de 2020: 130 aniversario de su nacimiento.

H.P. Lovecraft no tuvo una vida aventurera ni estuvo envuelto en episodios demasiado atractivos. Sin embargo, produjo una narrativa llena de imaginación y encanto, en un género que muchos rechazan por considerarlo menor. Pero otros grandes escritores de hoy lo admiran y lo ponen entre los recomendables.

Nació el 20 de agosto de 1890 en la ciudad de Providence, capital del estado de Rhode Island, Estados Unidos, en el seno de una familia acomodada venida a menos, razón que marcó la personalidad de Lovecraft. Alentado por su madre, se pensaba miembro de una clase superior. Su padre murió cuando era un niño y su madre lo sobreprotegió, intentando que no se relacionara con gente que ella consideraba de clase inferior. En 1921, cuando el autor contaba con treinta y un años, la madre murió, afectando profundamente a Lovecraft… Vivió un tiempo en Nueva York, manteniendo por poco tiempo un matrimonio fracasado, pero pronto regresó a su ciudad natal donde vivió con sus tías hasta su muerte, el 15 de marzo de 1937 a los 47 años. Pero si bien no vivió una vida rica en aventuras, como Conrad, su literatura se nutrió de su poderosa imaginación, creadora de personajes fabulosos, de geografías imaginarias y de lugares misteriosos. Su maestro fue Edgar Allan Poe, y su sucesor seguramente sería Stephen King (que definió a Lovecraft como el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo XX). También influyó sobre Lovecraft Lord Edward Dunsany (1878-1957), escritor inglés de literatura fantástica que Borges incluyó en su célebre Antología de la literatura fantástica, en la que consideró que Lovecraft no merecía estar presente (ver edición de EDHASA-Sudamericana, Barcelona 1977).

Digresión 1:

Edgar Allan Poe (1809-1949) fue el escritor que seguramente más influencia tuvo sobre la narrativa de Lovecraft. De él tomó elementos como los entierros prematuros, las heroínas delicadas y enfermas, las mansiones y castillos perturbadores, los decorados que reflejan estados de ánimo, así como el lenguaje torturado en que hablan los protagonistas de sus relatos. Pero la gran innovación de Lovecraft consistió en mostrar que lo verdaderamente siniestro no se encuentra en los fantasmas, vampiros, brujas y demás seres sobrenaturales, sino en los demonios que habitan nuestra mente.

Julio Cortázar dijo: “Yo desperté a la literatura moderna cuando leí los cuentos de Poe, que me hicieron mucho bien y mucho mal al mismo tiempo. Los leí a los nueve años y por Poe viví en el espanto, sujeto a terrores nocturnos hasta muy tarde, en la adolescencia. Pero Poe me enseñó lo que es la gran literatura y lo que es el cuento”. Lovecraft puede considerarse el iniciador del horror cósmico, porque les quitó el protagonismo a los monstruos tradicionales de la literatura de horror y se lo dio a criaturas llegadas de más allá de nuestro universo. Y con esto inició una nueva corriente de la literatura fantástica centrada en la existencia de vida extraterrestre y en los peligros que ésta representa para la humanidad.

Lovecraft fue un niño prodigio. Recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a los seis, y a los ocho años de edad ya había leído una gran cantidad de libros de la biblioteca particular de su abuelo, un rico empresario descendiente de uno de los peregrinos del Mayflower. Uno de los géneros que más le apasionó en su infancia fue el de las novelas policíacas, llevándolo incluso a formar la «Agencia de detectives de Providence» a la edad de trece años. A los quince escribió su primer relato de horror gótico. No tuvo una educación escolar porque su madre no quería que alternase con otros niños que no serían de su alcurnia. Por eso fue un autodidacta, favorecido por una salud endeble y el acceso a una biblioteca familiar bien provista. Después de un corto matrimonio fracasado y de una residencia en Brooklyn, Nueva York, Lovecraft se volvió más solitario y poco sociable. Además, lo acosaban serios problemas económicos que lo empujaron a regresar a Providence y vivir con sus tías. La literatura, la química y la astronomía fueron sus acompañantes hasta el final. Aunque siempre mantuvo sus ideas conservadoras y aristocratizantes, durante la Gran Depresión de los años ‘30 cambió algunas de sus posturas, y apoyó el New Deal del presidente Franklin Roosevelt. Murió de cáncer, casi en la pobreza.

Digresión 2:

Jorge Luis Borges manifestaba poca simpatía por Lovecraft. Calificó a su literatura de “atroz”. Sin embargo, su opinión debe haber cambiado porque en una entrevista al final de su vida dijo que le gustaba leer los cuentos de Lovecraft. Y, además, un cuento de terror de Borges, escrito “a la Lovecraft” en 1975, titulado There are more things, fue dedicado a la memoria de Lovecraft (v. Jorge Luis Borges, Obras completas, t. 3, ed. Emecé, Buenos Aires 1989, p. 33). Tal vez Borges cambió de opinión, o simplemente le gustaba Lovecraft pero no quería que se supiera.

Digresión 3:

Cuenta la leyenda que cuando Jorge Luis Borges era director de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, catalogó una ficha bibliográfica sobre un imaginado libro de Lovecraft, el Necronomicon. Y que al igual que las otras bibliotecas señaladas por Locvecraft, las consultas sobre este libro han sido numerosas.

Una de las habilidades reconocidas de Lovecraft, al igual que Borges, fue esta invención de títulos de libros inexistentes, que Lovecraft describía minuciosamente sin los libros, y que “documentan” una mitología del espanto. En su cuento El horror de Dunwich, Lovecraft describe ese Necronomicon, cuyo contenido podía convocar a seres de la antigüedad, tan poderosos que podía acabar con nuestro mundo. Y afirmó que el libro fue escrito alrededor del año 730 por un árabe loco llamado Abdul Alhazred (un anagrama de All has read, o el que leyó todo), del que solamente existen cinco ejemplares de la obra, uno de los cuales está en la biblioteca de la Universidad de Buenos Aires.

Varias películas se inspiraron en los escritos de Lovecraft: El horror de Dunwich de 1970 se basa en el cuento homónimo de Lovecraft de 1929, fue dirigida por Richard Stanley; Alien, el Octavo pasajero de 1979, dirigida por Ridley Scott; La cosa (The Thing), de 1982, dirigida por John Carpenter y protagonizada por Kurt Russell. O más recientemente The Case of Cthulu, dirigida por Andrew Leman en 2005.

Inspirada en el mundo de Lovecraft, una serie para TV titulada Lovecraft Country (Territorio Lovecraft) se emitirá este año 2020 por HBO. Dirigida por Jordan Peele, se basa en una novela de Matt Ruff. El personaje, Atticus Black (Jonathan Majors) comienza un viaje por carretera en los años 50 junto a su amiga Letitia (Jurnee Smollett-Bell) y su tío George (Courtney B. Vance) en busca de su padre desaparecido (Michael Kenneth Williams). El viaje se convertirá en una lucha por la supervivencia, afrontando el racismo de la América blanca así como una serie de monstruos que podrían haber salido de un libro de Lovecraft.. Basada en la novela de 2016 de Matt Ruff con ese título.

Obviamente, la obra de Lovecraft ha sido recreada en años recientes en muchos cómics, y especialmente en videojuegos para adictos al género de terror.

Los Mitos de Cthulhu constituyen un ciclo literario compuesto por 13 relatos de la llamada literatura de horror cósmico, escrito por Lovecraft entre 1921 y 1935 y continuado por otros escritores del “círculo de Lovecraft”, un grupo de autores seguidores del maestro y recreadores de sus personajes y situaciones. El género tiene relación con la ciencia ficción y la fantasía, y se la vincula a la tradición del cuento de terror anglosajón. Allí aparecen seres fantasmales y monstruosos escondidos en los lugares más oscuros de la Tierra, del tiempo y el espacio, y que vuelven a la realidad para apoderarse del planeta. Como lo definió el mismo Lovecraft: “Antaño nuestro mundo fue poblado por otras razas que, por practicar la magia negra, perdieron sus conquistas y fueron expulsadas; pero viven aún en el Exterior, dispuestas en todo momento a volver a apoderarse de la Tierra”.

Digresión 4:

Como dato curioso quiero señalar cómo las fantasías creadas por algunos autores se transmiten a otros. Ya hemos señalado la influencia de Edgar Allan Poe sobre la literatura de Lovecraft. Pero es interesante leer la única novela de Poe, titulada La narración de Arthur Gordon Pym, publicada en 1838, que trata de un viaje a la misteriosa Antártida (misteriosa aún hoy) salpicado de motines, naufragios, canibalismo y criaturas monstruosas. El final de esta novela es recogido por Julio Verne en La esfinge de los hielos, escrita en 1897, una aventura donde se reúnen algunos de los personajes de la novela de Poe junto a otros nuevos de Verne que de una forma u otra se relacionan en un viaje a la Antártida, y al descubrimiento del monstruo de Poe y el cadáver de Pym. Para cerrar la saga, Lovecraft publicó En las montañas de la locura en 1936, una novela que relata los eventos de una desastrosa expedición, otra vez a la Antártida, y lo que encontró allí un grupo de exploradores, que describen eventos que habían sido ocultados con el objetivo de disuadir a cualquier otro que intente volver al continente blanco.

Para leer el magnífico cuento de Lovecraft titulado El color que cayó del cielo en su versión original en inglés, ver: https://en.wikisource.org/wiki/Amazing_Stories/Volume_02/Number_06/The_Colour_Out_of_Space/

El conjunto de relatos Los mitos de Cthulhu y otros cuentos, fueron publicados por Alianza Editorial, Madrid, cuya última edición que conozco es de 2011.

Para una lectura de la obra de Lovecraft, ver Narrativa completa, en 2 volúmenes, con traducción de Juan Antonio Molina Foix, Ed. Valdemar, Madrid 2017.

HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT
/a>