05/06/2020: 142º aniversario de su nacimiento.

Me parece interesante destacar que, entre otras cosas, Francisco Villa fue uno de los primeros políticos que descubrió la importancia de los medios modernos de comunicación para difundir su obra y sus acciones. Tal vez movido por su enorme egocentrismo firmó un contrato con una productora estadounidense de cine para filmar sus batallas (dirigida nada menos que por D.W.Griffith, a quien se considera el padre de la cinematografía estadounidense), repitiendo las cargas de caballería en el momento de mejor iluminación del sol para lograr un mayor impacto visual.

Quien quiera saber más sobre los desopilantes episodios de cómo se hizo la película La vida del general Villa, puede leer
https://gatopardo.com/perfil/pancho-villa-estrella-del-cine-estadounidense/

José Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Francisco “Pancho” Villa, nació en una hacienda de la localidad de San Juan del Río, estado de Durango, en el norte de México, el 5 de junio de 1878.

En 1884, cuando Villa tenía 12 años, uno de los hijos de Laureano López Negrete, el propietario de la hacienda donde trabajaba, violó a su hermana mayor. En represalia, Villa empuñó un fusil y disparó contra el terrateniente (a quien hirió en un pie), fugándose a las montañas, donde se unió a una grupo de bandidos con quienes compartió vida y violencia hasta 1910. El jefe de la banda era un hombre llamado Francisco Villa, que lo recogió y lo alimentó, y al que Doroteo le fue fiel hasta que el jefe fue muerto en una de sus incursiones y, a petición de sus compañeros delincuentes asumió el mando y adoptó el nombre del jefe muerto. Continuaron robando y asaltando en varios pueblos, hasta que regresó a su pueblo, donde sabía que el cuñado de López Negrete, el violador de su hermana, había jurado vengarse. Pero fue Villa quien lo mató. Luego comenzó a operar en el estado de Chihuahua, hasta que comenzó a trabajar entre otras cosas como minero, ocultándose con su nombre adoptado porque seguía siendo un prófugo de la justicia. Dedicado al cuatrerismo, también protegía a los campesinos más pobres y atacaba los poderosos hacendados que los oprimían. México vivía bajo la dictadura del general Porfirio Díaz, que gobernó el país por 30 años. En 1910, el empresario y político Francisco I. Madero lanzó una proclama oponiéndose a la enésima reelección porfirista, desencadenando la que se conoció como la Revolución Mexicana. Villa, que para entonces había aprendido los rudimentos de la lectura y escritura, se unió al movimiento maderista en Chihuahua. El 17 de noviembre de 1910 atacó a las tropas federales con la bandera de la revolución y desde ese mismo día se dedicó a reclutar gente para aumentar sus fuerzas. En la lucha armada maderista mostró gran valor y una capacidad militar que rápidamente lo distinguieron entre las filas revolucionarias Participó en la gran batalla que libró el general Pascual Orozco, militar revolucionario que después se volvería contra Madero, en Ciudad Juárez, en 1911. Más tarde, en Torreón, capital del estado de Coahuila derrotó a las tropas del general Navarro, del ejército federal, a quien quiso fusilar, pero finalmente no lo hizo por la oposición del propio Madero. Después, se dedicó a asaltar trenes que luego utilizaría para transportar tropas y armas para la División del Norte, que operaba en el norte del país al mando del general Victoriano Huerta (que después asesinaría a Madero). Celoso por los éxitos de Villa y seguramente molesto por su independencia, y con el pretexto del robo de una yegua, Huerta procesó a Villa por insubordinación y ordenó su fusilamiento. Madero le salvó la vida mediante la intervención de su hermano Raúl. Pero lo enviaron a la ciudad de México, donde permaneció encarcelado. Durante el tempo que estuvo prisionero, aprovechó para mejorar su educación y conocer a fondo los ideales agraristas de la revolución. A finales de 1912 logró fugarse de la cárcel huyendo hacia el norte y llegando a El Paso, Texas. En 1913, Francisco Madero fue asesinado por Victoriano Huerta. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza (un ex porfirista) lanzó un llamado para levantarse en armas contra Victoriano Huerta, que se había hecho con el poder. Villa, a la cabeza de nueve hombres se incorporó a lo que sería conocido como el “movimiento constitucionalista”. En 1913 Villa, que había sido designado con el grado de coronel, creó la División del Norte del Ejército Constitucionalista, y rápidamente fue designado como general de esa unidad. Por un corto período fue designado como gobernador provisional de Chihuahua, aunque de hecho lo siguió después, cuando Carranza nombró a un político para el cargo. Instalado en el poder, Villa embargó comercios, expropió ganado que luego repartía entre los pobres, igual que el maíz y el frijol. Decretó el establecimiento de un banco del estado, fundó 50 escuelas, y él mismo concurría a una de ellas para mejorar su educación elemental. En 1914, desobedeciendo expresas órdenes de Carranza, se enfrentó y triunfó en la batalla de Zacatecas, lo que representó un paso importante de la Revolución. Había discrepancias entre los jefes del movimiento, y Villa impuso la idea de convocar a una convención para acordar un llamado a elecciones y formular un plan de gobierno. Carranza envió a Álvaro Obregón, un importante general constitucionalista para negociar con Villa. Pero éste desconfió de las acciones de Obregón (que por un lado decía que quería negociar y por el otro agrupaba sus fuerzas para atacar a Villa), lo capturó y mandó fusilarlo, pero Carranza lo obligó a desistir. Esto motivó la ruptura de Villa y el jefe constitucionalista. En 1914, Venustiano Carranza trató de lograr un acuerdo entre los revolucionarios, citando a una convención en la ciudad de Aguas Calientes. Al no obtener los resultados que buscaban, Carranza y Obregón rompieron con la Convención. Villa tomó entonces la ciudad de México junto con su aliado Emiliano Zapata, el jefe del Ejército Libertador del Sur. Apelando a su último recurso, Carranza y Obregón aceptaron el llamado Plan de Ayala, que resolvía el problema de la tierra y que convenía en aceptar a un civil en unas próximas elecciones. Pero el plan resultó letra muerta para Carranza, traicionando lo acordado, huyó a Veracruz junto al ejército federal, aunque luego derrotó a Villa en varias batallas. Villa fue obligado a huir hacia el norte, a Chihuahua. Como el gobierno de los Estados Unidos, que inicialmente había mostrado simpatías hacia Villa y le había enviado armas, cambió de posición y anunció que había resuelto apoyar a Carranza, Villa decidió invadir los Estados Unidos como represalia. El 9 de marzo de 1916, al mando de 1500 hombres atacó el pueblo de Colombus, en el estado de Nuevo México (territorio que había sido parte de México antes de la guerra de 1848). Fue la única invasión registrada en el territorio de los EEUU desde la guerra contra Inglaterra de 1812. De inmediato, el presidente estadounidense Woodrow Wilson ordenó una “expedición punitiva” con tropas de su país, encabezadas por el general John Pershing (que luego sería el jefe de los soldados estadounidenses en la primera Guerra Mundial) con la orden de perseguir y capturar a Villa. Pershing dispersó las tropas que Villa había destacado en Columbus, y se internó hasta 600 km. en el territorio de México. Durante once meses, los diez mil soldados de Pershing recorrieron infructuosamente el desierto de Chihuahua sin encontrar a Villa. Finalmente, se retiraron nuevamente hacia sus cuarteles.

Mientras México se “institucionalizaba”, Villa había perdido a su ejército, del que solo le quedaban unos centenares de combatientes. Vencido y cansado, se retiró a Chihuahua y buscó una negociación con el gobierno federal. El 26 de junio de 1920, Villa firmó un acuerdo, obligándose a deponer las armas y a retirarse a la hacienda de Canutillo en el estado de Durango, que el gobierno federal le concedió en propiedad por sus servicios prestados a la revolución. Álvaro Obregón, que había llegado a la presidencia de México, temeroso de que Villa nuevamente se levantara en armas, decidió que lo mejor era matarlo. Pancho Villa fue emboscado y asesinado la tarde del 20 de julio de 1923, cuando se dirigía en automóvil a una fiesta familiar en Parral, Chihuahua. Tenía 45 años.

Pobre Pancho Villa,
fue muy triste su destino;
morir en una emboscada
y a la mitad del camino.
Ay, México está de luto,
tiene una gran pesadilla,
pues mataron en Parral
al valiente Pancho Villa

A pesar de que la figura de Pancho Villa era enormemente popular y ocupaba un lugar prominente en la historia de la Revolución, solamente 53 años después de su asesinato el gobierno mexicano aceptó exhumar su cadáver y llevarlo al Monumento de la Revolución, el panteón donde se guardan los restos de los héroes de esa gesta. Como dato curioso, en 1926 un grupo de soldados violaron la sepultura en la que estaba enterrado en Chihuahua y en el más puro estilo mexicano le cortaron la cabeza y se la llevaron. Según alguna versión, se la entregaron al gobierno estadounidense, que había ofrecido tiempo atrás 50.000 dólares por la cabeza de Villa. Otras versiones, más verosímiles, le atribuyen al general Álvaro Obregón el macabro encargo.

En México las opiniones sobre Villa se dividen entre quienes lo consideran un héroe revolucionario, valiente y justo, y sus detractores, que se regocijan en destacar sus aspectos despóticos y sus instintos asesinos. Como ejemplo de esto último, hay una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: en 1915, al entrar en la ciudad de Camargo, recobrada de manos carrancistas, una mujer encaró a Villa insultándolo porque los soldados villistas habían matado a su marido, un pobre diablo pagador de los soldados carrancistas. La mujer, en medio de los insultos, le preguntó a Villa por qué no la mataba a ella también. Montado todavía en su caballo, Villa sacó su pistola y la mató. No conforme con esto, ordenó la ejecución de 90 mujeres que habían tomado prisioneras (ver Pancho Villa, F. Katz, Ediciones ERA, tomo 2, p. 220). El reformador social y genio militar, podía transformarse en un matón homicida, preso de una furia incontrolada.

Un dato curioso: Ambrose Bierce, era un reconocido escritor estadounidense, autor de El diccionario del diablo, cuando en 1913, con más de 70 años, llevado por su admiración por la Revolución Mexicana y el renombre de Pancho Villa, cruzó la frontera y desapareció, nunca más volvió a saberse de él. Años más tarde, en 1985, el novelista mexicano Carlos Fuentes escribió una novela sobre los últimos años de Bierce en México al lado de Pancho Villa, titulada Gringo viejo, que sirvió como guión de la película del director argentino Luis Puenzo, protagonizada por Gregory Peck y Jane Fonda.

Para leer sobre Villa: La excelente biografía escrita por Frederich Katz, Pancho Villa, Ediciones ERA, 2 tomos, México, 1998

FRANCISCO “PANCHO” VILLA
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