9 de febrero de 2021: 140 aniversario de su fallecimiento.
En la cumbre de la literatura rusa se mueven dos figuras gigantescas: Lev Tolstói y Fiódor Dostoievski. Muchos de los más destacados críticos intentaron establecer cuál de ellos fue el más grande. Pero creo que no es necesario llegar a una definición sobre el tema. Cada uno en lo suyo, seguramente lo es. George Steiner, el crítico literario inglés, en un ensayo que tituló “Tolstoi o Dostoievski” dejó el asunto bastante claro. Dice que fueron “los dos novelistas más grandes del mundo”. Y cita a E.M. Forster, que escribió: “Ningún novelista inglés es tan grande como Tolstói, es decir, ha dado un cuadro tan completo de la vida del hombre, en su aspecto doméstico y heroico a la vez. Ningún novelista inglés ha explorado el alma del hombre tan profundamente como Dostoievski”.
Fiódor Mijailovich Dostoievski nació en Moscú, la capital del Imperio ruso, el 11 de noviembre de 1821. Fue el segundo de los dos hijos del matrimonio de Mijáil y María Necháyeva. El padre era un médico alcohólico, autoritario y rígido, todo un personaje de Balzac, descendiente de nobles venidos a menos, seminarista ortodoxo que abandonó los hábitos para contraer matrimonio con la hija de un comerciante moscovita. Su infancia transcurrió en medio de estrecheces económicas, casi en la miseria, con el solo alivio del cariño de la madre, sometida a la brutal omnipresencia del padre, pero que muy pronto murió tuberculosa, cuando Fiódor tenía 16 años. El padre intentó el ingreso de los dos hijos huérfanos, Mijaíl y Fiódor, a un instituto militar, pero Mijaíl fue rechazado por razones de salud. Durante sus años de dócil y aplicado estudiante, Fiódor pasó sus horas de soledad leyendo y escribiendo. Lo principal de su escritura empezó a a esbozarse en las largas cartas a su padre, suplicándole en medio de adulaciones, probando los resortes del patetismo que desarrollará en sus novelas, los centavos miserables que el avaro le enviaba con reticencia. Pero leía con avidez a Shakespeare, Balzac, Víctor Hugo y E.T.A. Hoffmann. Mientras, su padre había adquirido, con el producto de sus mezquindades, unas tierras que incluían una cantidad de siervos. Maltratados por el amo, los enfurecidos campesinos se sublevaron y lo obligaron por la fuerza a beber vodka hasta que murió ahogado. Fiódor tenía 18 años. Siempre se sintió culpable por haber deseado la muerte del padre.
Digresión 1:
Sigmund Freud sentía una profunda admiración por Dostoievski. Lo coloca en un lugar poco por detrás de Shakespeare (Sigmund Freud, Dostoievski y el parricidio, Obras Completas, T. 3 p. 3004. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 1996) y afirmó que Los hermanos Karamazov es la novela más acabada que jamás se haya escrito. También creía que la epilepsia que sufrió Dostoievski desde joven era un síntoma de su neurosis, probablemente como consecuencia del asesinato de su padre, aunque relativiza la afirmación por carecer de datos suficientes. “El ataque es, pues, un autocastigo por el deseo de muerte contra el padre odiado” (id. 3008).
Habiendo obtenido el grado de ingeniero militar en 1843, y ya sin la opresión paterna sobre él, decidió solicitar la baja del ejército para dedicarse exclusivamente a la literatura. En 1845 comenzó a escribir la novela Pobres gentes, que se publicó el año siguiente, y con la que obtuvo cierto reconocimiento de la crítica. Sin embargo, sus tres novelas posteriores no obtuvieron el mismo resultado. Cayó en una fuerte depresión y abandonó la escritura, sumándose a un grupo político de ideas nihilistas que creían que la vida no tiene sentido porque carece de significado objetivo, propósito o valor intrínseco. El nihilismo era una doctrina que se había extendido rápidamente por Rusia en la segunda mitad del siglo XIX, alentada por la lectura de la novela de Iván Turguénev Padres e hijos, de 1862, y también por la difusión creciente del pensamiento de Friedrich Nietzche. En 1849, Dostoievski fue arrestado y encarcelado bajo la acusación de conspirar contra el zar Nicolás I. Él y sus compañeros fueron condenados a muerte y rápidamente llevados al lugar de ejecución. Como si fuera un episodio cinematográfico, en el momento que se iba a dar la orden de fuego llegó un jinete portando el papel con la conmutación de la pena por cuatro años de trabajos forzados en un campo de Siberia, seguidos de otros seis años de servicio militar. Para el joven escritor de 28 años, la prisión significó un enorme sufrimiento y sus ataques epilépticos se multiplicaron. En una carta de 1854 dirigida a su hermano, antes de ser liberado, le decía que “estos cuatro años los pasé encerrado, entre cuatro paredes, y solo salía para trabajar. El trabajo que me tocaba era pesado; no siempre, por supuesto, pero a veces me quedaba sin fuerzas, en el mal tiempo, la humedad, el fango o, en invierno, en las heladas inclementes. En una ocasión en que pasé cuatro horas realizando un trabajo imprevisto, el mercurio se congeló; debía hacer, probablemente, unos 40 grados bajo cero” (ver Letras Libres, México, febrero de 2021). En 1854 fue liberado, pero solamente para cumplir con la segunda parte de la sentencia, que obligaba a incorporarse al ejército como soldado raso. Instalado en un cuartel de Kazajistán, conoció a María Isáyeva, viuda de un militar, con quien se casó en 1857. Pero al final de esta cadena de sucesos trágicos, la suerte pareció volver a sonreírle. El nuevo zar ruso, Alejandro II, decretó una amnistía que liberó a Dostoievski y le permitió obtener un permiso para continuar publicando sus obras. Se convirtió entonces al cristianismo ortodoxo, y en un crítico feroz del nihilismo y el socialismo, como puede apreciarse en sus novelas siguientes: Los demonios (o Los endemoniados) y Diario de un escritor. De regreso del exilio siberiano, se instaló en San Petersburgo. Allí fundó una revista llamada Tiempo junto con su hermano Mijaíl. También pudo hacer varios viajes por distintos lugares de Europa, donde empezó a adquirir el hábito del juego. En 1863 regresó a Moscú, solo y sin dinero, para encontrarse con la novedad de que el gobierno había prohibido la publicación de su revista por haber publicado en ella un artículo considerado subversivo. Sin amedrentarse, editó una nueva revista, donde publicó Memorias del subsuelo, la novela que los intelectuales existencialistas, en particular Jean-Paul Sartre, consideraron la inspiración de su filosofía. También Nietzche afirmó que tenía un “instinto de afinidad” con la novela, al igual que el Kafka de La metamorfosis. La técnica del monólogo interior usada por Dostoievski en estas Memorias del subsuelo es un claro antecedente de obras contemporáneas como En busca del tiempo perdido de Proust o Ulises de Joyce. En medio de la escritura de las Memorias… murió su esposa María Isáyeva y poco después su hermano Mijaíl, por lo que debió hacerse cargo de la viuda del hermano y de sus cuatro hijos. La depresión en la que se hundió lo llevó a jugar todo su dinero, pese a lo cual logró seguir escribiendo. Comenzó a escribir Crimen y Castigo, que se publicó por entregas en 1865, con gran éxito, en una revista. Pero las deudas de juego eran cada vez mayores, por lo que se vio obligado a firmar con el editor de la revista un contrato leonino por el que recibiría una cantidad de dinero que iría directamente a manos de sus acreedores, y por el que además se comprometía a escribir una nueva novela que debía entregar en fecha próxima. Si no lo hacía, perdería todos los derechos patrimoniales sobre sus obras. Como consecuencia, se puso a trabajar febrilmente en su nueva novela, la que sería finalmente Crimen y Castigo, para cumplir el compromiso contraído. Para ello contrató una taquígrafa y dactilógrafa, Anna Smitkina, de apenas veinte años, a la que le dictaba lo que iba pergeñando durante largas horas de trabajo.
Digresión 2:
El escritor mexicano Juan Villoro sostuvo que Crimen y castigo “se ha leído de diversos modos, como sucede siempre con los grandes libros. Algunos la leyeron como una crítica a los jóvenes anarquistas que tenían una rebeldía la cual, para el autor, era estéril. Entonces creó el personaje de Raskólnikov para mofarse de este tipo de anarquistas… Para Dostoievski, (Raskólnikov) es un hombre sin ética: alguien que considera que, como Dios no existe, todo está permitido”. Pero los existencialistas franceses del siglo XX, seguidores de Dostoievski, interpretaron la novela de un modo distinto, porque la asimilaron con un desafío de la elección individual. Por lo que hay que vivir conforme a un tribunal interior y no conforme a un tribunal divino o exterior. La novela narra la atormentada vida del estudiante Rodión Raskólnikov, cuyas necesidades económicas lo obligan a recurrir a una anciana vecina, un personaje lleno de odio y vileza, para empeñar los pocos objetos que posee a cambio de dinero para proseguir sus estudios. Raskólnikov decide finalmente asesinar y robar a la anciana usurera, que considera un ser humano despreciable e inútil, y después de una feroz lucha interior lleva a cabo el crimen. Sorprendido por la hermana de la vieja Aliona en el momento del crimen, la mata también. Sin arrepentirse, Raskólnikov piensa que sus crímenes están justificados porque él es un ser superior con derecho a cometer esos delitos por el bien general de la sociedad. Afiebrado y delirante, Raskólnikov se pierde en las calles de San Petersburgo, donde conoce a Mermeládov, un pequeño funcionario que, borracho, es atropellado por un caballo y muere. Tratando de ayudar a la familia de Mermeládov, el estudiante conoce a su hija, Sonia, que llega a prostituirse para poder ayudar a su familia. Raskólnikov se enamora de Sonia, le confiesa sus crímenes, reconociendo que no es un ser superior sino que está entre aquellos a los que desprecia. Condenado a prisión en Siberia, Raskólnikov se va, acompañado por Sonia.
Poco después de terminar Crimen y castigo, Dostoievski terminó El jugador en solamente veintiséis días, a pesar de sufrir nuevas desgracias personales (para entonces, se había casado con su dactilógrafa, y en 1868 nació su hija Sonia, que murió a los tres meses). Solamente después de la publicación de El idiota y la instalación en Dresde, pudieron recibir cierto dinero por los derechos de los libros y vivir en una “relativa pobreza”. De regreso en Rusia, su hijo Fiódor, el último de sus hijos, nacería en 1875. Después de dedicarse a reeditar varias de sus obras, empezó a escribir Los hermanos Karamázov, que comenzaría a publicarse en 1879.
Digresión 3:
La publicación de Los hermanos Karamázov fue editada, como sus otras novelas, por entregas en una revista. Desde el comienzo tuvo un éxito enorme. Y a pesar de que el propio Dostoievski la consideraba como su obra más importante, nunca la terminó, porque el plan de la obra consistía en dos partes. La primera parte, la que fue publicada, ocurre treinta años antes de lo que el autor pensaba que sería la segunda parte de la novela. El propio autor hace la advertencia al comienzo de la novela (Los hermanos Karamázov, Editorial Debate, Madrid 2000, p.12). Pero Dostoievski murió sin haberla escrito.
Durante la escritura de la primera parte de la obra una nueva desgracia cayó sobre la vida del atormentado Dostoievski: su hijo menor, de solamente tres años, murió repentinamente en 1878 después de un duro ataque epiléptico, enfermedad heredada del padre.
El crimen del parricidio es el tema que domina la trama de la obra. Es la historia del viejo Fiódor Karamázov, un cínico libertino y su relación con sus cuatro hijos: Dmitri, Iván, Aléxei y el hijo ilegítimo Smerdiakov, que vive en la casa como sirviente. Los cuatro odian al padre al que ven como un ser despreciable, poseedor del dinero que todos desean tener. Es la obra que analiza el alma y el corazón de los hombres, que no son más más que “el campo de batalla donde luchan Dios y el Diablo”, como dice Dmitri.
Fiódor Dostoievski murió en su casa de San Petersburgo el 9 de febrero de 1881 como consecuencia de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema. Tenía 60 años de edad. En su lápida se inscribió un versículo de San Juan (12, 24), que también había servido como epígrafe de Los hermanos Karamázov. “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, produce mucho fruto”.
Digresion sobre la valoración de su obra:
Dostoievski fue un escritor de gran éxito en Rusia y también en otros países de Europa durante la última etapa de su vida. Pocos años después de su muerte, sus obras apenas se reeditaban, pero no pasó demasiado tiempo antes de que su fama de creador de la novela social rusa y uno de los de los más grandes de la literatura universal fuera reconocida.
Como ejemplo, Sigmund Freud opinó que Los hermanos Karamazov es la más magnífica novela jamás escrita.
Virginia Woolf decía que no hay lectura más emocionante que Dostoievki.
El escritor ruso que “ha penetrado más que nadie en los laberintos del alma eslava”, dijo J.L. Borges (El otro, Obras completas T. III, Emecé Editores, Barcelona 1989). “Como el descubrimiento del amor, como el descubrimiento del mar, el descubrimiento de Dostoievski marca una fecha memorable de nuestra vida” (Prólogo a Los demonios, Biblioteca personal de Jorge Luis Borges, Hyspamérica).
Nietzche decía que Dostoievski era un psicólogo, con el que se entendía.
Albert Camus sostuvo que “el verdadero profeta del siglo XIX no fue Karl Marx, sino Dostoievski”.
Dostoievski y el cine
Crimen y castigo es una de las novelas más utilizadas por la cinematografía de diversos países. Según Wikipedia, hay versiones rusas (dos de ellas durante el imperio ruso), seis en Estados Unidos, dos en Francia, una en México, otra en Perú, y hasta una en Finlandia, entre otras. El prolífico Woody Allen utilizó la obra para tres películas, como Crímenes y pecados (1989), Match Point (2005) e Irrational Man (2015).
El jugador tuvo también una recordada adaptación cinematográfica en 1949. Por razones que desconozco, su título fue The Great Sinner (El gran pecador), dirigida por Robert Siodmak, con Gregory Peck y Ava Gardner en los papeles protagónicos.
El enorme compositor ruso Sergei Prokofiev compuso una ópera y el libreto de El jugador entre 1915 y 1917. Pero la obra recién se estrenó en Bruselas en 1929. Finalmente, pudo representarse la versión original en el Teatro Bolshoi de Moscú en 2001.
Existen muchas ediciones de las obras de Dostoievski en todos los idiomas. En castellano, sus Obras completas fueron publicadas por la editorial Aguilar en 4 tomos, en España, y posteriormente se hizo una edición especial también de Aguilar en México, en 1991.
La biografía más completa de nuestro autor es la del académico estadounidense Joseph Frank, publicada por la Princeton University Press en 1983, y traducida y publicada en español por el Fondo de Cultura Económica en 4 tomos, México 1986, cuyo tomo 5 y último se publicó por el FCE en 2010.