Muchos de ustedes seguramente vieron, como yo, la película de 1962 titulada Lawrence de Arabia. Yo la he visto varias veces, y después de gozarla como una película de aventuras y conociendo luego algo más del personaje y su época, descubrí que es bastante aproximada a los acontecimientos de la vida de ese legendario y extraño personaje. Pero también me di cuenta de que a la película le faltaban varios elementos, mucho más profundos, que hubieran hecho más comprensible la vida de este hombre.
THOMAS EDWARD LAWRENCE, “LAWRENCE DE ARABIA”: 13 de mayo, 85 aniversario de su fallecimiento
Pretendí forjar una nueva nación, restaurar una influencia perdida, proporcionar a veinte millones de semitas los cimientos sobre los que pudieran edificar el inspirado palacio de ensueños de su pensamiento nacional (…). Pero cuando ganamos, se me alegó que ponía en peligro los dividendos petroleros británicos en Mesopotamia y que se estaba arruinando la arquitectura colonial francesa en Levante. (TEL)
Thomas Edward Lawrence nació en Gales, GB, el 16 de agosto de 1888. Fue el segundo de cinco hijos varones de Thomas Chapman, un aristócrata terrateniente que había abandonado a su mujer y cuatro hijas, aunque les aseguró su bienestar, para vivir con Sarah Junner, que era la institutriz de sus hijas. La nueva pareja adoptó el apellido Lawrence, que luego transmitieron a los 5 varones que engendraron. TEL tuvo una buena relación con el padre, pero fue tensa con su madre que, siendo evangélica practicante y muy piadosa, tal vez fuera vista por el hijo como un poco hipócrita por la forma en que aceptó vivir con un hombre que tuvo un matrimonio anterior. En 1905, Thomas Edward (cuando tenía 17 años), se escapó de la casa familiar y dijo luego que se había alistado en el ejército, pero no hay constancias de ello. Debe haber sido muy traumático para el joven y sensible TEL descubrir que él y sus hermanos eran hijo ilegítimos.
Educado en colegios prestigiosos, Lawrence tuvo un temprano interés por la arqueología, y por la caballería y la heráldica. Solía salir con su padre en excursiones por los castillos y fortalezas abandonadas, y en 1907 convenció a sus padres para que le pagaran un viaje a Francia para recorrer los castillos medievales de allí. Escribía informes entusiastas sobre la arquitectura militar medieval. En 1909 hizo un viaje de estudios por Líbano y Siria, estudiando las cruzadas y conociendo la lengua y la cultura árabes, que fueron la base para su tesis de graduación y para ganar con apoyo académico un puesto en la expedición del Museo Británico en Líbano y Siria. Compenetrado con la cultura árabe y viviendo intensamente las turbulencias de la región, vivió en la región entre 1910 y 1914. Allí también estableció una estrecha amistad con un joven árabe, peón en las excavaciones, que participó de la vida de Lawrence hasta su muerte.
Atraído por la cultura árabe, rechazaba al mismo tiempo a los Jóvenes Turcos, que eran los que dominaban el poder en el imperio otomano, con gran influencia en la región. De regreso a Inglaterra, hizo gestiones para regresar de cualquier manera a Medio Oriente. Sus conocimientos de la zona y su fluidez para el idioma, permitieron que se incorporara al grupo de científicos del Museo Británico que exploraba el Sinaí con apariencia arqueológica, pero que en realidad hacían en relevamiento topográfico de la región. Su habilidad Cuando estalló la Primera Guerra, se alistó y pasó a tener funciones en el Departamento de Inteligencia Militar, en El Cairo, colaborando en el levantamiento de mapas y como analista político-militar. Ese departamento participaba asimismo en diseñar las estrategias de tipo político a seguir en la región, que en esa primavera de 1915 aún no estaban definidas del todo pero que iban claramente en el sentido de un reparto del Imperio Otomano (aliado de Alemania) al final de la guerra. Tengamos presente que otras potencias también tenían intereses en la región. Por un lado estaba Francia con su interés declarado por Siria, por otro Rusia (antes de la Revolución) con sus pretensiones sobre el estrecho de Dardanelos y Constantinopla, mientras que Inglaterra aspiraba a la Mesopotamia y el puerto de Iskenderun (Alejandreta). Y aunque ya en esta fecha temprana fueron evidentes las diferencias existentes entre los aliados que enfrentaban a Alemania, Austria-Hungría, Italia (la Triple Alianza) y Turquía sobre el futuro del Imperio Otomano, francés y británico estaban de acuerdo en la necesidad de avivar la subversión de las provincias árabes para enfrentar a los turcos y hegemonizar la región. Y, last but not least, en la explotación del petróleo, una riqueza que se había convertido ya en el centro de las disputas por el poder a escala mundial.
Siguiendo la línea de la política inglesa, Lawrence se había vinculado con los círculos de intelectuales locales que rechazaban las pretensiones francesas, y que esperaban concesiones territoriales y políticas para después de la guerra. No imaginaba que después se desatarían interminables conflictos surgidos del mal reparto colonial que separó absurdamente el mundo árabe en porciones que no tomaban en cuenta las diferencias culturales, tribales y territoriales de ese mundo. Las consecuencias de esta forma de dividir el mundo por parte de las potencias coloniales se repitió luego en otras partes de África y en la Europa caucásica, y sus consecuencias las vivimos hasta el presente.
Lawrence tenía la convicción de que lo más conveniente e inteligente que debía hacerse era construir una nación panárabe independiente, pero la realidad fue que los árabes eran incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos y las potencias coloniales involucradas no estaban dispuestas a que esa independencia pusiera en riesgo sus intereses petroleros. En esa tensión, Lawrence vivía desgarrado entre su lealtad hacia los árabes y los compromisos que había asumido con ellos, y su lealtad hacia Inglaterra.
Durante la guerra, TEL desarrolló y puso en práctica una exitosa guerra de guerrillas, que desbarataba las líneas de abastecimiento turcas, volando una gran cantidad de trenes al estilo de la guerra revolucionaria mexicana. Durante una de esas incursiones, fue apresado por una patrulla turca, torturado y violado, pero pudo escapar con vida. En 1918 las fuerzas del rey Fáysal con Lawrence a la cabeza, tomaron Damasco y acabaron con la guerra en la región. En 1919, TEL formó parte de la delegación británica en París para discutir los términos del fin de la guerra, discusiones que desembocaron en lo que fue el Tratado de Versalles. Como es sabido, ese tratado no dejó satisfechos a quienes habían colaborado para derrotar a Alemania, como fue el caso del rey Fáysal I de Irak, que se retiró de las discusiones sin haber obtenido las ventajas que perseguía. Por supuesto, el tratado también impuso severas sanciones económicas a Alemania, que sembraron el camino que luego utilizó Adolfo Hitler para encaramarse en el poder de su país.
Agotado y enfermo, Lawrence volvió a Londres, y se dedicó a escribir su obra más importante: Los siete pilares de la sabiduría, un texto en el que Lawrence cuenta sus experiencias militares y humanas, mezclando aventuras, viajes y reflexiones. En 1921 y 1922 publicó artículos en los principales diarios, siempre sobre temas árabes y criticando la política colonial inglesa. Pero no podía escaparse de sus inquietudes, y volvió a alistarse en la Royal Air Force bajo un seudónimo, aunque pronto fue descubierto por la prensa, a la que le convenía mantener la figura aventurera de Lawrence de Arabia. Finalmente, y gracias a la influencia de Winston Churchill, a quien había conoc ido años atrás, y que había obtenido un alto cargo en el gobierno, pudo volver al ejército bajo otro nombre falso, incorporado varios años a un regimiento de tanques, y desarrollando prototipos de las lanchas rápidas, que tendrían un papel destacado en la Segunda Guerra.
El 13 de mayo de 1935, cuando volvía a toda velocidad a su casa en su moto tuvo un accidente y se golpeó fatalmente en la cabeza. Tenía solamente 47 años.