10 de septiembre de 2021: 45 aniversario de su fallecimiento.
Leí «Johnny tomó su fusil» hace ya muchos años, y me causó una profunda impresión. Pero después de ver en la televisión la película «Trumbo» de Jay Roach confieso que me perturbó mucho, por la terrible sensación de la evidencia de lo que pueden lograr los poderes de la manipulación política, el fanatismo y la estupidez cuando se disfrazan de causas nobles, bajo la justificación de estar al servicio del «pueblo».
Dalton Trumbo nació en la localidad de Montrose, en el estado de Colorado, Estados Unidos, el 9 de diciembre de 1905. Desde su juventud descubrió su vocación de escritor, aunque trabajó primero como panadero y luego como periodista en un medio local. Luego pasó a escribir para la revista Vogue. Entre 1937 y 1947 se dedicó prioritariamente a escribir guiones para el cine, y en poco tiempo se convirtió en uno de los guionistas más cotizados de Hollywood. En ese período firmó los guiones de películas como Kitty Foyle (1940), en la que una jovencísima Ginger Rogers recibió un Oscar y el mismo Trumbo una nominación por el mejor guión adaptado, y de Treinta segundos sobre Tokyo, un drama bélico de 1944 con Spencer Tracy, o El sol sale mañana (la delirante traducción del título original de Our Vines Have Tender Grapes) de 1945, con Edward G. Robinson. Pero este trabajo lo acompañó con la escritura de su novela Johnny Got His Gun, publicada en 1939, un alegato pacifista que mereció el National Book Award, y cuya versión cinematográfica dirigió Trumbo, pero recién en 1971. Es que mientras tanto, en 1950, Trumbo y otros guionistas (conocidos como Los 10 de Hollywood) fueron denunciados ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses presidido por el siniestro senador Joseph MacCarthy, lo que le valió la cancelación de sus contratos en la industria, censura que lo persiguió hasta 1960. Mac Carthy era un oscuro senador por Wiscosin, que saltó a la fama entre la década de los ‘40 y los ‘50 al denunciar sin pruebas a centenares de ciudadanos por considerarlos comunistas infiltrados en organismos del gobierno o en actividades artísticas y culturales. Ejemplo de ello fueron, además del caso de los guionistas de cine, actores como Charles Chaplin y el físico que contribuyó a la creación de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, entre otros.
Digresión 1:
El macartismo se ensañó particularmente con el cine de Hollywood. En 1947 el senador Mac Carthy había denunciado a los que se llamó Los diez de Hollywood, entre los que se contaba Trumbo. En el grupo estaban los guionistas Ring Lardner (que había ganado el Oscar en 1942 por el guión de La mujer del año, con Spencer Tracy y Katharine Hepburn, además del productor Adrian Scott y el director Edward Dmytryk). En las audiencias del comité las preguntas estaban dirigidas a que los acusados confesaran su pertenencia al partido Comunista o a organizaciones controladas por éste, o que se delatara a colegas que hubieran colaborado con el PC. Ninguno de ellos lo hizo -hubo sin embargo otros, como el director Elia Kazan, que sí denunciaron a sus colegas. Orson Welles dijo que éstos «se habían traicionado a sí mismos para salvar sus piscinas». Pero la mayoría se acogieron a la Primera Enmienda y acusaron a su vez al Senado de atentar contra la libertad de expresión. En una de las audiencias, Trumbo tuvo un altercado con uno de los senadores, y gritó: «Este es el comienzo en Estados Unidos de un campo de concentración para guionistas». Lo sacaron de la sala por la fuerza, y lo condenaron a 11 meses de cárcel.
Durante el tiempo que pasó en prisión, Trumbo trabajó como ayudante del bibliotecario, que era un ex congresista que estaba preso «por un delito grave llamado ‘aceptar un soborno’, mientras que yo estaba allí por un delito menor llamado ‘desacato al Congreso’. Por mucho que lo intentara, no podría arrepentirme del crimen de desprecio por un Congreso idiota», dijo más tarde. Después de cumplir su condena, se exilió un tiempo en México. Siguió escribiendo guiones, que fueron 18 hasta 1960, pero ahora utilizando 11 pseudónimos, incluidos los que utilizó en Roman Holiday (también llamada en castellano Vacaciones en Roma o La princesa que quería vivir), de 1952, con Gregory Peck y Audrey Hepburn, que obtuvo 3 Oscar, uno de ellos por el mejor guión; The Brave One (El bravo o El valiente, como se conoció en España o en Latinoamérica), de 1956, que también tuvo un Oscar por la mejor historia; y Espartaco de 1960, también multipremiada con varios Oscar y Globos de Oro. Como curiosidad: Roman Holiday no llevó el nombre de Trumbo como guionista sino hasta 60 años después, cuando los hijos de Trumbo lograron que la Writers Guild of America (el gremio de escritores estadounidense) lo reconociera como tal.
Digresión 2:
Kirk Douglas, cuyo verdadero nombre era Issur Danielovich Demsky, fue uno de los actores más famosos del Hollywood dorado, murió en el 2020 a los 104 años de edad. Aunque fue el director Otto Preminger el que reveló primero que el verdadero autor del guion de su película Éxodo (1960) era en realidad Dalton Trumbo en una conferencia de prensa, fue Kirk Douglas la estrella y verdadero realizador de Espartaco, dirigida por el entonces joven Stanley Kubrick, quien tuvo la valentía de poner el nombre de Trumbo entre los créditos de la película como autor del guión. Como curiosidad: la película rodó en España las escenas de la batalla de los esclavos contra los romanos. Para ello, se contrató a destacamentos del ejército español. Franco no estaba muy de acuerdo con el arreglo que se había hecho, por lo que se acordó que los 8.500 soldados españoles recibirían 8 dólares diarios, pero a condición de que ninguno de ellos muriera en la pantalla. Todo se arregló con una donación en efectivo que se hizo a la fundación de la esposa del dictador. El libro original de Espartaco era la novela de Howard Fast, un escritor bastante reconocido entre los ‘40 y los ‘50, autor también de más de 50 novelas históricas, de ciencia ficción y de vaqueros, que también había sido miembro del partido Comunista, integrante de la «lista negra», encarcelado durante un año, y que después de liberado también tuvo que escribir con pseudónimo gran parte de su obra para poder seguir sobreviviendo. Y también, se había apartado del PC después de la represión soviética en Hungría de 1956. A Trumbo le gustaba recordar con ironía que «me uní al partido Comunista en 1943 y lo dejé en 1948 con el argumento de que en el futuro estaría demasiado ocupado para asistir a sus reuniones que eran, en cualquier caso, aburridas más allá de toda descripción, tan revolucionarias como los miércoles de la Iglesia de la Ciencia Cristiana».
La tarea de Trumbo siguió, creando guiones tan exitosos como los de la película Éxodo de 1960, dirigida por Otto Preminger, con Paul Newman y Eve Marie Saint, sobre el nacimiento del estado de Israel. También Johnny Got His Gun (Johnny tomó su fusil), de 1971, versión cinematográfica del la historia de un soldado de la primera Guerra Mundial que se despierta en un hospital y se da cuenta de que no tiene brazos ni piernas. Se trataba del libro que Trumbo escribió en 1939, y que en 1971 recibió el premio de la crítica del festival de Cannes. Executive Action de 1973, se inspiró en la conspiración para asesinar a Kennedy. Y la taquillera Papillon, de 1973, con Steve McQueen y Dustin Hoffman, la historia de un condenado por un delito que no cometió y su escape de la prisión francesa de la Guyana. En 2015 el director Steven Spielberg anunció que produciría para la plataforma de vídeo del gigante Amazon una miniserie sobre el conquistador español Hernán Cortés, que sería interpretado por el actor español Javier Bardem. El guión de cuatro horas, titulado Cortés lo había escrito en los años sesenta el guionista Dalton Trumbo. Sin embargo, en 2020 la productora de Spielberg anunció que con motivo de la pandemia de coronavirus, la filmación de la serie se había cancelado.
Daltun Trumbo murió de un ataque al corazón en la ciudad de Los Ángeles el 10 de septiembre de 1976. Tenía 70 años.
Digresión 3:
En el año 2015 se estrenó la película Trumbo, dirigida por Jay Roach e interpretada por Bryan Cranston, que retrata al escritor y a su época, en unas imágenes atroces, de indecible amargura, pero mostrando al Trumbo irónico, firme en sus convicciones, trabajador compulsivo y bastante excéntrico (acostumbraba a escribir fumando dentro de una bañera de agua caliente) que no solamente había sido el mejor guionista cinematográfico de su época sino también el mejor pagado, ganando hasta 4.000 dólares semanales.